
Hacer ejercicio estando enfermo: cómo determinar si es seguro hacerlo
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Los científicos suelen hablar del concepto de "control del cuello" cuando evalúan si es adecuado hacer ejercicio cuando se experimentan síntomas leves de enfermedad. Esta guía es una herramienta útil para las personas que desean mantener sus rutinas de ejercicio incluso cuando no se sienten bien. Básicamente, si los síntomas se limitan a la zona superior del cuello (como congestión o goteo nasal, estornudos o dolor de garganta), por lo general es seguro continuar con el entrenamiento, siempre que se sienta capaz de hacerlo.
El método de "control del cuello" se basa en investigaciones que sugieren que los síntomas leves de las vías respiratorias superiores no suelen suponer un riesgo significativo en lo que respecta a la actividad física. De hecho, realizar ejercicio ligero o moderado a veces puede incluso reforzar el sistema inmunológico, lo que ayuda a recuperarse más rápidamente. Una sesión de ejercicio breve de entre 10 y 15 minutos puede ser beneficiosa, ya que le permite evaluar cómo responde su cuerpo. Si sus síntomas empeoran durante este tiempo, es esencial dejar de hacer ejercicio y permitir que su cuerpo descanse lo que necesita para sanar.
Escuchar a tu cuerpo es fundamental. Si notas que tus niveles de energía siguen siendo relativamente altos y puedes completar una sesión corta sin que se agraven los síntomas, es probable que esté bien que sigas entrenando. Sin embargo, siempre es mejor ser precavido: tu salud debe ser lo primero.
Por otro lado, si experimenta síntomas más graves (como fiebre, diarrea, dolores musculares o frecuencia cardíaca elevada), los expertos recomiendan dejar de hacer ejercicio hasta que haya pasado al menos entre 7 y 14 días sin síntomas. Este consejo se basa en el conocimiento de que realizar actividad física mientras se experimentan estos síntomas más graves puede provocar deshidratación, enfermedad prolongada y complicaciones potencialmente graves.
La fiebre, por ejemplo, puede indicar que el cuerpo está luchando contra una infección, y hacer ejercicio durante este período puede suponer un estrés adicional para el organismo. Del mismo modo, síntomas como la diarrea pueden provocar una pérdida importante de líquidos, lo que aumenta el riesgo de deshidratación. Los dolores musculares pueden indicar que el cuerpo no está funcionando de forma óptima, y obligarse a hacer ejercicio podría dificultar la recuperación.
Además, una frecuencia cardíaca elevada puede indicar que tu cuerpo está trabajando más de lo normal, posiblemente debido a una enfermedad. En esos casos, el descanso es vital para la recuperación, ya que permite que tu cuerpo se recupere de manera efectiva. Ignorar estos síntomas puede provocar contratiempos que pueden prolongar tu tiempo sin entrenar.
En última instancia, la decisión de hacer ejercicio durante una enfermedad debe ser personal y debe basarse en la gravedad de los síntomas y en el estado general de salud. Estar atento a cómo se siente puede ayudarle a tomar decisiones informadas. Si alguna vez tiene dudas, consultar a un profesional de la salud puede brindarle claridad y tranquilidad.
En conclusión, si bien el "control del cuello" puede ser una guía útil, es esencial priorizar la salud. El ejercicio ligero puede ser beneficioso para los síntomas leves, pero los síntomas más graves requieren un enfoque cauteloso. Recuerde que tomarse el tiempo para descansar y recuperarse puede ser más ventajoso a largo plazo, lo que le permitirá volver a su rutina de entrenamiento habitual sintiéndose más fuerte y saludable.
Referencia
¿Es seguro o imprudente ir al gimnasio cuando estás enfermo? (bulknutrients.com.au)
Infecciones del tracto respiratorio superior: ¿quién juega y quién se sienta? - PubMed (nih.gov)